Cuando nos convertimos en
padres, las cosas suelen complicarse, comenzamos a experimentar cosas
maravillosas, pero el tiempo se nos limita considerablemente, sin embargo, no
podemos dejar de un lado a nuestros padres en los sentidos más básicos y
necesarios, pues si bien somos padres, seguimos siendo hijos y existe un
agradecimiento innato en nuestro vínculo con nuestros padres, al igual que lo
forjaremos con nuestros propios hijos.
En algunas culturas, la
tradición impone cuidar a los familiares mayores en casa y por ende la
coexistencia de tres generaciones en un mismo hogar, de manera que comenzamos a
sentir esa necesidad de reorganizarnos en tiempo y espacio, para poder
acompañar a nuestros padres, en el resto de sus recorridos, ver por ellos o simplemente
recordarles que seguimos allí.
Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el
arroz; cría a tus hijos, y sabrás cuánto debes a tus padres.
Proverbio oriental
En principio, lo importante
es cuidarse a sí mismo, pues si no estamos bien, no podemos cuidar de nadie
más, de manera que no se trata de ser perfectos, podemos tomarnos algunas
flexibilidades, especialmente si convivimos con nuestros padres para cuidar de
ellos de cerca.
Algunos ejemplos que puedes
considerar aplicar: dejar los platos para
mañana y la cama sin tender, prepara las cosas para el día siguiente la noche
anterior, dejando los almuerzos ya listos; también deja afuera la ropa que
vayan a usar al otro día, asegúrate de tener siempre mucho de todo lo básico
(leche, papel higiénico), especialmente si tu pariente mayor no puede salir de
la casa solo a comprarlo, haz una cosa a la vez y enfócate en esa tarea hasta
terminarla para evitar el caos, ten a mano una lista de todos los medicamentos
y números de emergencia tanto para tus hijos como para tus padres mayores, haz
tiempo para descansar, comer bien, salir a caminar y hablar con amigos de
cuando en cuando.
Y si no convives con tus
padres en el mismo sitio, las cosas se nos facilitan de alguna manera, aunque
debemos estar atentos según sus necesidades, si requiere cuidado especial o si
tienen la lucidez suficiente para estar solos, si requieren compañía permanente
o simplemente podemos ayudarles a organizarse y monitorearles desde casa.
Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca
es tan severo como un hijo juzgando a su padre. Enrique Jardiel Poncela
El enfoque está en
determinar la capacidad que tenemos para cuidar de nuestros padres aún y cuando
nos toca cuidar de nuestros hijos, siempre y cuando sea un sentimiento natural,
espontáneo, que nos beneficie y realmente nos haga sentir bien y satisfechos.
Nuestros padres, son piedras
angulares en nuestra vida, para bien o para mal, son nuestros padres, tendrán
siempre una actuación en nuestro camino y por ello, estar a su lado nos puede
resultar beneficioso, sin embargo, muchas relaciones con los padres funcionan
mejor desde la distancia, cada quien tiene su destino y su camino y es menester
asumirlo, pero esto no significa que el vínculo termina, simplemente tomamos
nuestras propias alas y vuelo, así como nos tocará asumirlo con nuestros propios
hijos el día de mañana.
Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado
fácil, un padre es el que da el amor. Denis Lord
Nos convertimos en padres, y
nuestros padres además de padres se convierten en abuelos y demandan también
disfrutar de esa pequeña parte de nosotros y de nuestra vida, la idea es que
podamos hacerlo con agrado y no por obligación y de ser el caso, podamos
organizarnos de la mejor manera para ser su apoyo y compañía como un día ellos
fueron la nuestra.
Como hijos tenemos la
obligación de hacer nuestra vida, como padres tenemos el compromiso de elevar
el vuelo a nuestros hijos, pero lo realmente cierto, es que el vínculo entre
padres e hijos es indestructible y esencialmente presente en nuestra alma.
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