Por nuestra vida pasan un
gran número de personas a lo largo de ellas, muchas veces repartimos de forma
injusta y desequilibrada nuestra atención, nuestro afecto, nuestro tiempo e
invertimos en las personas equivocadas muchas veces lo mejor de nosotros.
Muchas veces las personas
que merecen lo mejor de nosotros son aquellas que damos por sentado, de las que
asumimos estarán allí, en el momento justo, en el lugar indicado, porque
sabemos que nos aman, porque tiene un vínculo irrompible con nosotros o porque
así lo han demostrado a lo largo de nuestras vidas, sin embargo a estas
personas por sentirlas “tan nuestras” podemos obviarlas o restarles importancia
por su carácter presente de forma tácita.
Aprender a reconocer a las
personas que merecen lo mejor de nosotros es una tarea que requiere hacerse de
forma temprana, para de esta forma poder valorar, darle el debido
reconocimiento y ofrecerles un lugar especial en nuestra vida práctica.
Las personas que merecen lo
mejor de nosotros son aquellas que nos hacen sentirnos bien, aquellas que
realizan esfuerzos por sacarnos una sonrisa, que nos cuidan durante un período
de convalecencia, que nos sacan de situaciones de penas o por lo menos nos acompañan
durante esos tránsitos.
Evidentemente hay un grupo
de personas que independientemente de lo que hagan, den o dejen de dar,
nosotros debemos esforzarnos en hacer sus mundos más bonitos, podemos incluir
en este grupo a nuestros padres, hijos, ciertos amigos, etc. Y en general a
ciencia cierta todas las personas que interactúan con nosotros deberían poder recibir de nosotros lo mejor,
lamentablemente no es así en la realidad.
Muchas veces queremos
complacer a personas que les importamos poco, nos desvivimos tratando de
adaptarnos a una forma de ser para agradarle a alguien, nos arreglamos y nos
vestimos pensando en alguien que quizás no tiene un interés real en nosotros,
invertimos nuestros recursos de tiempo, dinero, afectos y energía en las personas
que menos dispuestos están para nosotros, que no están cuando las necesitamos y
que solo nos buscan cuando nos necesitan, de quienes no recibimos nada, o peor
aún de quienes recibimos reacciones de desinterés, de desamor y desatención.
Es cierto que debemos hacer
bien sin mirar a quién y sin esperar nada de vuelta, pero una de las cosas más
agradables es recibir afecto de la persona a quien le damos afecto, por eso de
forma especial valora a quien te valore, cuida a quien te cuide, ama a quien te
ame y da lo mejor de ti a las personas que realmente lo merecen. Tú sabes
quiénes son, no esperes que la vida pase para darles el lugar que les
corresponde.
Ama a quien no te ama, responde a quien no te llama,
andarás carrera vana. ― Proverbio
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Muy buen articulo. Gracias
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