A continuación, leerás una pequeña historia de cómo alguien
hace la diferencia en el mundo a su manera.
IMAGEN: PEXELS |
Cada domingo por la mañana salgo a trotar alrededor de un
parque cerca de mi casa. Me encanta ese parque ya que hay un lago en la parte
de la esquina y le da un toque paisajista al lugar. Cada vez que paso por ese
lago trotando, veo a la misma anciana sentada en la orilla del agua con una
pequeña jaula de metal a su lado.
El domingo pasado mi curiosidad pudo más que yo, así que
dejé de correr y me acerqué a ella. Mientras me acercaba me di cuenta que la
jaula de metal era en realidad una pequeña trampa. Había tres tortugas, sin
sufrir daño alguno, caminando lentamente alrededor de la base de la trampa. Y
había una cuarta tortuga en sus piernas a la cual estaba limpiando
cuidadosamente con un cepillo y una esponja.
“Hola”, le dije. “La veo aquí cada domingo por la mañana.
Disculpe mi curiosidad, pero me gustaría saber qué hace con esas tortugas”.
Ella sonrió y respondió: “Estoy limpiando sus caparazones. Cualquier
cosa en el caparazón de una tortuga, como algas o verdín, reduce la capacidad
de la tortuga para absorber el calor e impide su capacidad para nadar. También
puede corroer y debilitar la cáscara con el tiempo”.
“¡Wou! ¡Eso es muy amable de su parte!, exclamé”.
“Me paso un par de horas cada domingo por la mañana
relajándome en este lago y ayudando a estos pequeños amiguitos. Es mi propia y
extraña manera de hacer una diferencia “.
“¿Pero la mayoría de tortugas de agua dulce no viven llenas
de algas y suciedad en sus caparazones?, pregunté”.
“Sí, por desgracia así es.”, respondió ella.
“Bueno, entonces ¿no cree que su tiempo podría ser
aprovechado? Es decir, creo que sus esfuerzos son muy amables y todo, pero hay
tortugas de agua dulce que viven en los lagos de todo el mundo, y el 99% de
estas tortugas de agua dulce no tienen a gente tan amable como usted para
ayudar a limpiar sus caparazones. Así que, sin ofender… ¿cómo estos esfuerzos
que usted realiza aquí hacen realmente una diferencia?”.
La anciana sonrió. Luego miró a la tortuga que estaba en
sus piernas, retiró la última alga de su caparazón y dijo: “Cariño, si este
pequeño individuo pudiera hablar, te diría que acabo de hacer toda la
diferencia en el mundo”.
Moraleja: Tú puedes cambiar el mundo – tal vez no el mundo
de todos a la vez, pero sí el de una persona o un animal. Al despertar en la
mañana debes darte cuenta que estás haciendo la diferencia. Porque realmente lo
estás haciendo.
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