Se dice que el perro es el
mejor amigo del hombre. También se dice que el tiempo que pasamos con un gato,
nunca es tiempo perdido. Hay buenas razones para amar tanto a los perros como a
los gatos pero, aún así, existen personas que se decantan por los perros y los
defienden tenazmente. También existen aquellos que prefieren los gatos y no
pueden imaginar su vida al lado de un perro. ¿Qué se esconde en la base de esa
preferencia? ¿Es posible que estas personas tengan perfiles psicológicos
diferentes?
Los dueños de los
gatos son más inteligentes
Un estudio desarrollado en
la Carroll University indica que los amantes de los gatos son más inteligentes
que quienes prefieren los perros. Estos psicólogos analizaron a 600 estudiantes
que preferían los gatos o los perros. Los participantes se sometieron a pruebas
de personalidad e inteligencia. Así se pudo apreciar que quienes preferían los
gatos solían obtener puntuaciones más altas en las pruebas de inteligencia.
Estos psicólogos apuntan que
la diferencia se debe a las características de personalidad, así como a las
actividades y los pasatiempos de cada persona. En las pruebas pudieron notar
que las personas amantes de los perros suelen ser más activas, transmiten más
energía y les gusta pasar más tiempo al aire libre. También son personas que
suelen seguir las reglas al pie de la letra.
Al contrario, los amantes de
los gatos suelen ser más introvertidos, sensibles y muestran una mente más
abierta. También disfrutan más de la soledad, suelen tener una faceta
inconformista y les resulta difícil seguir las reglas. Estas características
potencian la creatividad y la inteligencia ya que les ayudan a pensar fuera de
los límites.
Por supuesto, no se trata de
que estos animales potencien ciertas características en detrimento de otras, la
clave radica en que elegimos perros o gatos en dependencia de quiénes somos.
Por ejemplo, a los amantes de los perros les gusta disfrutar de la compañía
incondicional de su mascota mientras que a quienes prefieren los gatos les atrae
precisamente la independencia que muestra este animal.
Elegimos un perro o un gato
en dependencia de quienes somos, del estilo de vida que llevamos y, sobre todo,
de las necesidades emocionales que pretendemos satisfacer a través de esa
mascota.
Los dueños de los
perros son más felices
En contraposición, un
estudio realizado en el Mahattanville College desveló que quienes prefieren los
perros son más felices. En esta ocasión los psicólogos analizaron a 263
personas y profundizaron en la relación que mantenían con sus mascotas y la
sensación de bienestar.
Así descubrieron que quienes
tenían perros indicaban sentirse más felices y experimentaban más emociones
positivas. También referían sentirse más satisfechos con la vida, en
comparación con las personas que tenían gatos en casa.
En ese nivel de felicidad
pueden incidir diferentes factores, entre ellos el hecho de que las personas
que poseen perros suelen pasar más tiempo al aire libre, normalmente se
mantienen más activos físicamente y suelen ser más extrovertidos.
Sin embargo, estos
psicólogos también apuntan al hecho de que los perros pueden brindarnos más
apoyo emocional que los gatos, lo cual se revertiría en nuestro bienestar. De
hecho, se ha demostrado que los perros liberan más oxitocina, la hormona del
amor, que los gatos cuando interactúan con sus dueños.
Para comprobarlo, los
investigadores tomaron muestras de saliva de 10 perros y 10 gatos, diez minutos
antes de una sesión de juego con sus dueños e inmediatamente después de que
esta terminara. Los resultados desvelaron que en los perros el nivel de
oxitocina había aumentado en un 57,2% mientras que en los gatos solo un 12%.
Esto podría explicar por qué
muchas personas establecen una conexión emocional tan especial con los perros,
la cual puede generar auténtica felicidad a ambos.
Fuentes:
Bao, K. (2016) Is Happiness
a Warm Puppy? Examining the Relationship between Pets and Well-Being. Open
Science Framework.
Guastello, D. (2014)
Personality Differences of Self-Identified Canine and Feline Lovers. 26th
Annual Association For Psychological Science Meeting. San Francisco,
California.
Beetz, A. et. Al. (2012)
Psychosocial and psychophysiological effects of human-animal interactions: the
possible role of oxytocin. Front. Psychol; 3: 234.
Kosfeld, M. et. Al. (2005)
Oxytocin increases trust in humans. Nature; 435: 673-676.
Zak, P. J. et. Al. (2004)
The neurobiology of trust. Annals of the New York Academy of Sciences; 1032:
224-227.
Fuente: el post completo y original lo puedes encontrar en rinconpsicologia
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