La carnada del tiburón: Linda reflexión sobre nunca rendirnos

Durante un experimento de investigación, una bióloga marina colocó a un tiburón en un tanque grande y luego liberó varios peces de cebo pequeños en el tanque.

Como era de esperarse, el tiburón nadó rápidamente alrededor del tanque, atacó a los peces y se los comió.

Luego de esto, la bióloga insertó un pedazo de fibra de vidrio en el estanque y lo ubicó en el centro, creando dos particiones separadas. A continuación, puso al tiburón en un lado del tanque y a los pequeños peces de cebo en la otra división.

El tiburón atacó de nuevo rápidamente. Esta vez, sin embargo, se estrelló contra la fibra de vidrio y rebotó. Sin detenerse, el tiburón repitió este comportamiento de forma constante, pero sin éxito. Mientras tanto, los peces de cebo nadaban sin daño alguno en la otra división. Eventualmente, alrededor de una hora, el tiburón se rindió.
IMAGEN: PIXABAY


Se repitió este experimento docenas de veces durante las siguientes semanas. Cada vez, el tiburón se volvió menos agresivo e hizo menos intentos de atacar a los peces de cebo, hasta que finalmente el tiburón se cansó de golpear el vidrio y simplemente se quedó para su lado de la división.

Luego de las semanas de experimento, la bióloga quitó el vidrio, pero el tiburón no atacó. Fue entrenado para creer que existía una barrera entre él y los peces de cebo, por lo que estos peces nadaban por donde quisieran libres de daño.

Reflexión: Muchos de nosotros, después de experimentar caídas y fracasos, emocionalmente renunciamos y dejamos de intentar. Al igual que el tiburón en la historia, creemos que, porque no hemos tenido éxito en el pasado, siempre fracasaremos. En otras palabras, seguimos viendo una barrera en nuestras cabezas, incluso cando no existe una barrera “real” entre donde estamos y hacia dónde queremos ir.


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