Una vez una profesora de psicología caminaba por un
escenario mientras enseñaba los principios de manejo del estrés a un auditorio
lleno de estudiantes. Mientras caminaba, cogió un vaso y lo empezó a levantar;
todo el mundo esperaba que les hicieran la típica pregunta de si el vaso está
“medio lleno o medio vacío”. Esto no sucedió. La profesora, con una sonrisa en
el rostro preguntó: “¿Qué tan pesado es este vaso de agua que estoy sosteniendo?”
IMAGEN: PEXELS |
Los estudiantes empezaron a lanzar respuestas que iban
desde ocho onzas hasta un par de libras.
Ella respondió: “Desde mi perspectiva, el peso absoluto de
este vaso no importa. Todo depende de cuánto tiempo lo sostenga. Si lo sostengo
por un minuto o dos, sería bastante ligero para mí. Si lo sostengo durante una
hora, su peso podría hacer que mi brazo me duela un poco. Si lo sostengo
durante un día entero, mi brazo probablemente se acalambre y lo sentiré
entumecido y paralizado, obligándome a dejar caer el vaso al suelo. En cada
caso, el peso del vidrio no cambia, pero cuanto más lo sostengo, más pesado se
siente para mí”.
Mientras los estudiantes sacudían sus cabezas mostrando
estar de acuerdo con ella, ella agregó: “Tus problemas y preocupaciones en la
vida son muy parecidas a este vaso con agua. Piensa en ellos por un corto
tiempo y no pasará nada. Piensa en ellos un poco más y empezarán a causarte
molestias. Piensa en ellos todo el día y te sentirás completamente estresado y
preocupado – incapaz de hacer cualquier otra cosa hasta que te deshagas de ese
problema”.
Moraleja: Es importante aprender a dejar ir tus problemas y
preocupaciones. No importa lo que suceda durante el día, lo más temprano que
puedas en la noche, debes dejarlos ir. No los lleves contigo durante la noche
hasta el siguiente día. Si aún sientes el peso del estrés de ayer, es un signo
de que es momento de bajar el vaso.
Escrito por Kevin Guanilo de Hoy Aprendí.
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