Solemos tener ideas
preconcebidas de lo que haría una u otra persona, en relación a nosotros o
cualquier situación particular, obviamente partiendo principalmente del sentido
común y la referencia de cómo actuaríamos nosotros ante hechos o demandas similares.
Pero
sencillamente todos somos muy diferentes y lo que es obvio para mí, no
necesariamente lo es para ti, lo que bueno para algunos, no debe serlo para
otros… y cuando hay relatividades asociadas, las verdades no son tales, los
compromisos no están escritos y solo el que está en el papel con sus variables
en juego es capaz de entender por qué se actúa de una manera y no de otra.
Esto es partiendo de que todo el mundo trata de actuar lo mejor que puede
con los recursos que posee, pero evidentemente esto no quiere decir
que sea la mejor manera de hacerlo. Un padre formado bajo una crianza
maltratadora, puede repetir el patrón con sus hijos, sin ver esto como algo
negativo, porque su verdad está afectada por su manera de ver la situación.
Luego, todos tenemos
patrones de conducta asociados a muchas condiciones, experiencias, vivencias,
proyectos, etc y cada uno tendrá una manera de actuar que puede distar de
manera considerable de lo que se espera de cada quien.
La mejor manera de no
frustrarnos, de no decepcionarnos, es aprender a no esperar nada de nadie, no
dar nada por sentado. De esta manera de cualquier manera que actúe una persona,
estaremos en capacidad de evaluarlo sin la predisposición propia de la
expectativa.
Esto, adicional a evitarnos
frustraciones, nos da la oportunidad de sorprendernos con lo que recibimos de
alguien, con lo que observamos, sin habernos esperado algo en particular
previamente.
Démosle
la libertad a quienes nos rodean de ser quienes son,
obviamente dentro de los parámetros normales, sin vernos perjudicados por las
actitudes de cada quien. Nadie merece vivir para satisfacer las expectativas de
otra persona, todos debemos dar lo que nos nace, lo que nos parece adecuado,
algunos tendrán la fortuna de ser mejor aceptados que otros, pero sí se guarda
el debido respeto y se evita la necesidad de etiquetar, juzgar o prever una
acción en particular, todos estaremos ganando.
No
esperes nada de nadie distinto a ti mismo, no hay nada que
podamos o debamos controlar en el comportamiento de otro ser y así como
nosotros queremos que se respeten nuestras decisiones, nuestro actuar,
hagámoslo con quienes de una u otra manera forman parte de nuestras vidas.
Pensando así aunque cueste mucho de ahorras muchas decepciones...
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