El
investigador en neurociencia Francisco Mora asegura que el elemento esencial en
el proceso de aprendizaje es la emoción porque sólo se puede aprender aquello
que se ama, aquello que le dice algo nuevo a la persona, que significa algo,
que sobresale del entorno en Neuroeducación, el libro que acaba de publicar en
Alianza Editorial.
Sin
emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria.
La alegría como base
del aprendizaje
El científico señala que
“los niños hoy aprenden, desde muy pronto, conceptos abstractos en habitaciones
con ventanales sin mucha luz o luz artificial, con el rigor y la seriedad de
maestros que se aleja de aquel “juego” primitivo que generaba aprender y memorizar
de lo sensorial directo, “con alegría”, base de la atención y el despertar de
la curiosidad”.
Entender esto hoy en su raíz
y desde la perspectiva de cómo funciona el cerebro y sacar ventaja de ello
–afirma– “es un primer principio básico de la enseñanza con el que se puede
llegar a aprender y memorizar mejor. estos principios se pueden extender en su
aplicación no solo a la enseñanza básica o durante la adolescencia sino a los
más altos estudios universitarios o a estudios aplicados sea la empresa o la
investigación científica”.
Asimismo añade que “la
neurociencia cognitiva ya nos indica, a través del estudio de la actividad de
las diferentes áreas del cerebro y sus funciones que solo puede ser
verdaderamente aprendido aquello que te dice algo. aquello que llama la
atención y genera emoción. aquello que es diferente y sobresale de la
monotonía”.
“La atención, ventana del
conocimiento, despierta cuando hay algo nuevo en el entorno. Ese ‘algo nuevo’
apela, como hace millones de años, a la supervivencia como último significado”
–añade–. “La atención nace de algo que puede significar recompensa (placer) o
castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver con nuestra propia vida”. “Pero
con el devenir evolutivo y la propia civilización –advierte Mora–, aprender y
memorizar son mecanismos que los hemos llevado a unos niveles tan abstractos y
de tan alto calado social que escapan y se han venido alejando de las raíces
inviolables, genéticas y evolutivas, de aquella alegría que en su origen
significó verdaderamente aprender y memorizar”.
A su juicio, revitalizar hoy
la enseñanza y el aprendizaje en este nuevo contexto de una cultura avanzada,
“requiere un conocimiento de cómo funciona el cerebro en esos procesos y
llevarlo a los maestros y los profesores para que estos finalmente lo apliquen
en las aulas”. Asegura que “de esto se han dado cuenta muy recientemente
prestigiosos pensadores e instituciones como el recién creado Centro de
Neurociencia para la Educación de la Universidad de Cambridge o la
International Mind-Brain and Education Society a través de su revista Mind,
Brain and Education”. No obstante asegura que “es bien cierto que, hasta ahora,
el conocimiento extraído de las neurociencias no ha sido fácil mostrarlo a los
maestros y ellos transferirlo como método a la enseñanza de los niños o los
estudiantes de instituto”.
Reconoce que “existen
problemas en la relación neurocientífico-maestro (y mas allá profesores
universitarios) sobre todo en el lenguaje utilizado por los primeros para
dirigirse a los segundos en la transferencia de estos conocimientos. y en los
segundos, los maestros, para captar, con certeza y seguridad esos conocimientos
a la hora de emplearlos con los alumnos”.
“Desde esta perspectiva como
base –subraya– se pretende construir este libro que propongo con el título de
Neuroeducación y que tendría un formato similar al libro ¿Se puede retrasar el
envejecimiento del cerebro?”
Mora, utilizando un lenguaje
sencillo, conciso y asequible pretende “desarrollar las contestaciones a las
preguntas básicas y los componentes esenciales del problema que representa el
advenimiento de la neurociencia para la educación y enumerar y describir
brevemente las soluciones y ventajas de estas nuevas concepciones”.
El diario El Mundo ha
publicado una entrevista al científico con motivo de su laudatorio en homenaje
a la neuróloga Rita Levi-Montalcini en la embajada italiana.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en autoconocimientointegral
Fuente: Canal Lector
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