Escrito por Juan Armando Corbin
¿Cómo son los jefes que
sacan de sus casillas a sus empleados?
Seamos realistas, son pocos
los individuos a los que les apasiona ir a trabajar y que disfrutan plenamente
con lo que hacen. ¿Tú eres de esos que no soporta ir a trabajar? Bienvenido al
club... porque no estás solo. Si ya se hace duro levantarse por las mañanas
para tomar unas tostadas rápidamente y salir corriendo hacia la oficina, si
encima tienes un jefe (o jefa) que se encarga de que el lugar de trabajo sea lo
más parecido al infierno, vivir se hace muy duro.
Jefes hay de muchos tipos, y
seguro que a lo largo de tu vida te has cruzado con alguno que te ha amargado
la existencia. Pues hoy vamos a hablar de los jefes tóxicos, esos jefes que no
queremos ver ni en pintura.
Los jefes tóxicos afectan
negativamente al bienestar de los empleados
La relación de los
superiores con los subordinados ha sido fruto de diversos estudios en el ámbito
laboral, y los psicólogos de las organizaciones se han interesado por esta relación
por muchos motivos, pero principalmente porque una buena relación entre los
jefes y los empleados aumenta la productividad y los resultados de la compañía.
No menos importante es saber que, aunque muchas empresas no presten la debida
atención a este fenómeno, el estilo de liderazgo de los superiores afecta al
bienestar de los empleados.
El bienestar de los
empleados también está íntimamente relacionado con los resultados de la
empresa. Y por eso, las organizaciones deberían tener especial cuidado a la
hora de valorar esta variable, porque el estrés y el malestar laboral, entre
otras causas, pueden ser fruto de una relación tóxica entre estos actores.
Un estilo de liderazgo
tóxico y unas malas habilidades de liderazgo por parte de los superiores puede provocar
fenómenos como el conflicto de rol, la ambigüedad de rol o la sobrecarga de
rol, que a su vez pueden provocar sentimientos negativos en los empleados: como
el de querer dejar la empresa o tener una pobre sensación de pertenencia hacia
la compañía.
El liderazgo
transformacional para un mejor bienestar de los empleados
El mundo organizacional ha
sufrido grandes cambios en las últimas tres décadas debido a la globalización,
y el estrés se ha convertido en un problema muy serio para las empresas. La
crisis ha creado situaciones realmente complicadas para los trabajadores, que
se han tenido que adaptar a los cambios y a un entorno laboral menos seguro.
Por no decir que sus expectativas son muy distintas a las de hace solo unos
lustros, igual que sus necesidades.
Los estudios sugieren que
uno de los estilos de liderazgo que mejor encaja con los tiempos que corren es
el liderazgo transformacional. Los líderes transformacional emplean niveles
altos de comunicación para conseguir los objetivos y aportan una visión de
cambio que consiguen transmitir a los empleados. Son grandes motivadores y
aumentan la productividad de los trabajadores que están a su cargo. Con su
carisma causan un gran impacto sobre sus subordinados y se ganan la confianza,
respeto y admiración. Todo lo contrario que los jefes tóxicos.
Cuatro de cada diez jefes
son tóxicos
Y es que hay más jefes
tóxicos de lo que pensamos. Al menos eso se puede leer en el diario El Mundo,
pues en uno de sus artículos se hacía eco de una afirmación que aparece en el
libro, Nuevo management para dummies. Según este texto, cuatro de cada 10 jefes
son tóxicos.
Además, en el mismo
periódico aparece una lista de cinco perfiles de jefe tóxico que, según Ana
María Castillo y Juan Carlos Cubeiro, dos reconocidos profesionales con una
amplia experiencia en el ámbito universitario y empresarial, crean un mal
ambiente laboral y afectan negativamente a los empleados. Son los siguientes:
*El acosador o intimidador,
caracterizado por humillar a sus subordinados y dar órdenes abusando de su
poder.
*El microdetallista, que es
incapaz de delegar porque piensa que nadie está a la altura.
*El adicto al trabajo, que
piensa que los turnos laborales son de 24 horas.
*El todo-números, que solo da
valor a los resultados económicos.
*El favoritista, que no es
justo ni imparcial.
Características de un jefe
tóxico
¿Pero qué características en
común presentan de los jefes tóxicos? Estos son los 11 rasgos característicos
de los jefes que han perdido su sentido de la equidad.
1. Son arrogantes y no
comunican bien
Los jefes tóxicos son
arrogantes y no se comunican de manera correcta con los subordinados. Piensan
que siempre tienen la razón y esperan que los demás acepten sus palabras sólo
por el hecho de ser el jefe.
2. No tienen en cuenta las
necesidades de los empleados
Los jefes que han perdido el
sentido de su función en la empresa nunca tienen en cuenta las necesidades de
los empleados, pues solo piensan en los números. No son conscientes de que lo
trabajadores son el motor de la empresa y, por tanto, hay que cuidarlos.
3. Son autocráticos
Los jefes tóxicos solo
permiten que ellos tomen decisiones y fijen las directrices sin la
participación del grupo. Son ellos quienes concentran todo el poder y nadie
desafía sus decisiones.
4. Son fácilmente irritables
Los malos jefes tienen poca
paciencia y se irritan con facilidad. Puesto que no están abiertos a las ideas
de los demás, no quieren que les molesten. Los jefes tóxicos no son conscientes
de que la verdadera riqueza de su organización es el capital humano.
5. Son inflexibles
Los jefes tóxicos son
mentalmente cerrados y tienen pánico al cambio, por lo que son poco
innovadores. La falta de innovación, en la mayoría de ocasiones, dificulta la
adaptación al mercado moderno y, por tanto, el progreso de la organización.
6. Son demasiado
controladores
Este tipo de jefes controlan
en exceso. Es por eso que, al supervisar todas y cada una de las tareas que
realizan sus subordinados, merman la capacidad creativa de estos.
7. No tienen confianza en sí
mismos
Pueden aparentar que tienen
confianza en sí mismos, pero la realidad es que no es así. Un líder con
confianza en sí mismo no tiene miedo a delegar cuando es necesario, ni tiene
miedo en valorar las opiniones del grupo. Su inseguridad les convierte en jefes
tóxicos.
8. Tienen expectativas
irreales
Los jefes tóxicos tienen
expectativas irreales, por lo que suelen exigir más de lo que deben a sus
empleados. No solo eso, sino que son poco agradecidos cuando los demás hacen
las cosas bien, puesto que solo se centran en lo negativo.
9. Discriminan
Los jefes sin estilo están
llenos de prejuicios. De hecho, suelen tener una mentalidad sexista y racista,
además de otros comportamientos discriminatorios.
10. Gestionan mal el tiempo
La planificación, tanto del
trabajo como del tiempo es primordial a la hora de liderar equipos, pues puede
ser una fuente de estrés si no se hace correctamente. Uno de los problemas de
los jefes tóxicos es la incapacidad para gestionar y priorizar su tiempo de un
modo correcto y eficaz, lo que puede llevar a la saturación de tareas y de
responsabilidades. Al final, su la mala gestión del tiempo la pagan sus
subordinados.
11. No dan pie a la
creatividad
Los malos jefes son
incapaces de reconocer el talento y la creatividad de sus empleados. Se rigen
por normas y dinámicas rígidas, sin dejar ningún margen a la improvisación.
Esto causa que los empleados tengan funciones totalmente mecánicas y no logren
desarrollar sus capacidades. Es un error común, y la empresa es la principal
perjudicada de esta actitud.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en psicologiaymente
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