Ciertamente
todos tenemos personalidades muy diferentes, y entre toda la
diversidad a algunos les agradaremos y a otros no, sin embargo, lo más
importante siempre resulta en agradarnos a nosotros mismos, a fin de cuentas es
con nosotros con quien pasaremos el resto de nuestras vidas.
Debemos valorar cada una de
nuestras cualidades, debemos tratar de conocernos, de reconocer aquello que ha
influido de cualquier manera en nosotros, nuestra crianza, nuestras
experiencias, nuestro pasado, nuestras creencias, todo ese sumado a nuestra cuota
genética e inclusive a nuestros acuerdos previos a lo que conocemos es lo que
nos hace ser hoy quien somos.
Inclusive
lo que consideramos defectos son el resultado de algo, y descubrirlo, traerlo a
la luz y tratar de ser mejores es uno de los trabajos más
profundos que podemos tener con nosotros mismos.
Siempre podremos tomar
decisiones de cambio, solo aquellos que surjan desde nuestro interior serán
sostenibles, de resto aquellos en los que no confiemos o los hagamos bajo la
presión de alguien más solo estará en una olla de presión, listo para explotar
y sacar a la luz lo que en realidad somos.
Fingir, cambiar, adoptar
maneras que no son nuestras por complacencia, nos hace frustrar nuestra vida,
no estamos acá para complacer a quienes nos rodean, estamos acá para
desarrollar nuestra mejor versión a través de nuestros recursos.
La aceptación debe ser la
bandera en la interacción, si algo propio de alguien, no nos agrada o esperamos
que sea diferente, no lo estamos aceptando como es, vamos detrás de cubrir
nuestras expectativas, no detrás de esa persona. Por lo que tenemos dos
opciones, o aceptamos o nos alejamos, pero no debemos aplicar la presión para
que esa persona se comporte, reaccione o sienta de la forma que a nosotros nos
haga felices.
Si actuamos desde la buena
fe, sin intenciones de herir o lastimar de cualquier manera a otra persona o a
nosotros mismos, pues nadie debe interferir con nuestras maneras, ni debemos
vernos obligados a tomar en consideración los juicios, las críticas o bien los
consejos que otra persona desde su realidad, está esperando de nosotros.
No puedo darte la fórmula del éxito, pero si la del fracaso: Trata
de complacer a todos. ― Anónimo
Comencemos por respetarnos,
conocernos y sobre todo amarnos, esto permitirá der asertivos al tomar
decisiones que puedan involucrar a otras personas que de una manera u otra
forman parte de nuestras vidas. Solo respetándonos nosotros mismos,
conseguiremos que los demás lo hagan.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en rincondeltibet
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