Como bien lo dice nuestro
querido gran maestro Dalai Lama: un buen
corazón es la mejor religión. Ciertamente hay muchas religiones que han dado guía al hombre
en el transcurso de la historia, siendo maestros espirituales diferentes
figuras que se han encargado prácticamente en su totalidad de traer un mensaje
cargado de amor, de revelación y de esperanza para todos.
Independientemente
de cuáles sean nuestras creencias y nuestras prácticas, las mismas siempre nos
harán actuar de la mejor manera cuando escuchamos a nuestro corazón. Al
escucharlo nuestras acciones no estarán cargadas del ego que nos caracteriza,
no partirán del miedo, de las malas intenciones o de la manera particular de
buscar de manera exclusiva nuestro beneficio, sin importar el impacto de
nuestro proceder en los demás.
Si buscamos los mensajes
originales, más allá de las instituciones, podremos rescatar de las religiones
que en su mayoría la esencia es la misma, definitivamente cada quien tiene su manera de interpretar sus mensajes, pero
sin importar la religión, inclusive si no se pertenece o practica alguna, las
mejores decisiones vendrán desde nuestra verdadera esencia, esa que está
alineada con un todo al que todos pertenecemos y que nos hace saber que nunca
estamos solos, que lo que le hacemos a alguien nos afecta o repercute en
nosotros mismos.
Cuando actuamos desde el
corazón no queremos para otros niños algo diferente de lo que queremos para los
nuestros, no vemos en los demás un saco de defectos, sino personas
evolucionando a su ritmo y sin juzgar, si no podemos ayudar, colaboramos, pero
nunca procuramos lastimar o colocar en tela de juicio la conducta del otro,
perdonamos y reconocemos cuando no hemos actuado de la mejor manera.
Cada quien lleva su vida
como quiere y si pertenece a alguna religión, debe buscar en ella el sustento
espiritual que necesite, las guías que le hagan falta, tomar en consideración
las cosas positivas que cada una ofrece para hacer del mundo algo mejor, pero
jamás utilizarlo como bandera para discriminar, para justificar malos actos,
para llegar inclusive a arrebatar la vida de quienes no coinciden en ideas.
Es necesario entender lo que
se está haciendo, creer en algo o alguien es muy importante para el hombre,
pero tiene que aprender a ser coherente con aquello en lo que cree y el mejor
filtro en su proceder diario será sencillamente actuar desde el amor
incondicional, desde la bondad. El actuar desde lo mejor que tenemos es
necesario en todo momento, no una vez a la semana o cuando necesitamos una
intervención divina. Aprendamos de los grandes y alimentemos nuestra vida de lo
mejor, recordemos siempre que las divisiones y diferencias solo las creamos
nosotros.
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